Hay una raíz en medio de todo. Un epicentro regulador de energía, que se activa en nuestra psique cuando notamos que algo va mal.
Algo no está como tiene que ser.
En los últimos meses, desde que empezó el 2020 hemos asistido a una vertiginosa ola de cambios que salen fuera de los habituales.
Muertes de grandes estrellas, catástrofes naturales, una epidemia mundial con la que aún estamos luchando, y como si esto no fuera en si suficiente, imagenes de muertes e injusticias y desamor empañan nuestros espejos..
Por supuesto que hay muchas injusticias, a cada minuto, a cada segundo, se está cometiendo alguna en algún lugar. Y uno se pregunta qué puede hacer contra esta ola inmensa que se avalancha sobre la realidad en forma de tsunami. Bien algunos dirian que la respuesta sería NADA.
¿Puede uno cambiar el ritmo de los acontecimientos tan solo con buenos deseos? ¿Puede uno permanecer inerte ante todo lo que acontece? ¿Acaso podemos hacer como que no lo vemos y no lo sabemos?
¿Cual el esquema al que se enfrentan los más pequeños cuando un adulto decide mirar para el otro lado ante algo que es a moral e humanamente incorrecto?
En todo eso pensaba hoy, cuando mi amigo Rubén y el equipo de IMILOA me pasaron los cartelitos que aquí os comparto.
Esta web para mi es como un libro de anotaciones y hoy decido dejar aqui esta pequeña huella de lo que es sentirse abrumado ante algo que se sabe que no está bien.
No esta bien! No lo esta, ni lo estara. No puede ser sin más, que aquellas naciones que dicen ser el ejemplo de libertad y de sueños, permitan que sus ciudadanos, por ser de un color sean atropellados y estrangulados, y a plena luz.
JUSTICIA!
Ese clamor empieza como un ligero temblor, que a su vez produce una ola gigantesca que en forma de avalancha nos llega a nuestro hogares, entra en nuestro corazones y dice: Di algo.
Lo que sea, pero dilo. Haz que tu opinión se note, porque esto es un ejemplo de lo que a la sombra ocurre.
No solo en ese lugar , sino en muchas lugares ahora mismo hay gente luchando para que sus hijos no mueran de hambre, y también para que no sean masacrados por aquellos que se supone les deben proteger.
Esto va de eso. De justicia e injusticia.
La última decisión está al alcance de todos.
Abrazos,
Awanda Perez.